Pilar Pastor acoge al tiempo en su regazo, lo siente, lo piensa, lo tensa ante sus ojos, ávidos de sentir y de saber; ante una conciencia dispuesta a atravesar el límite de la realidad para llegar hasta la otra orilla, donde es posible lograr, en palabras de Cioran, -el estado límite de la sensación+, una suerte de éxtasis que consiguen sólo quienes -aventurándose fuera de sí mismos, sustituyen la ilusión cualquiera que fundaba sus vidas por otra suprema, en la que todo se resuelve, en la que todo es superado+.Y desde ahí, otros ojos contemplan el transcurrir del tiempo; otros oídos escuchan, atentos al -ulular sin boca+.